28 DE MAYO

DÍA INTERNACIONAL DE ACCIÓN POR LA SALUD DE LAS MUJERES

Desde que en 1987 las integrantes de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos acordaron declarar el 28 de mayo como Día Mundial de Acción por la Salud de las Mujeres, se conmemora este día con el propósito de reafirmar el derecho a la salud como un derecho humano al que las mujeres deben acceder sin restricciones o exclusiones de ningún tipo, y a través de todo su ciclo de vida.

En 2005, la Organización Mundial de la Salud, llevó a cabo un estudio sobre la salud de las mujeres y la violencia doméstica contra ellas, el informe posterior afirmaba que las mujeres son víctimas de actos de violencia física, sexual y psíquica en el hogar, cometidos a menudo por su compañero íntimo, así como en entornos donde hay conflictos y, en la comunidad, a menudo por personas que conocen. A veces mueren como consecuencia de esta situación o permanecen en entornos inseguros. Los hombres, en cambio, suelen ser víctimas de actos de violencia perpetrados por desconocidos. Fuente: García-Moreno, C., Jansen, H., Ellsberg, M., Heise, L., Watts,C., (2005). WHO Multi-country Study on women’s Health and Domestic Violence against Women. Ginebra: Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, no fue hasta 2009 cuando la OMS elaboró el informe Las mujeres y la salud. Los datos de hoy, la agenda de mañana. Dicho informe reunía un conjunto de datos básicos sobre la salud de las mujeres y las niñas a lo largo de toda su vida en distintas partes del mundo y en distintos grupos de población en los países. El VIH, las dolencias relacionadas con el embarazo y la tuberculosis eran, y siguen siendo, las principales causas de muerte de las mujeres de entre 15 y 45 años en el mundo entero. No obstante, a medida que la mujer envejece, las enfermedades no transmisibles pasan a ser las principales causas de defunción y discapacidad, particularmente después de los 45 años. En todo el mundo, los ataques cardíacos e ictus, con frecuencia considerados problemas «masculinos», son también las dos principales causas de muerte de las mujeres. Como las mujeres suelen presentar síntomas diferentes que los hombres, las cardiopatías muchas veces no se les diagnostican correctamente. También tienden a padecer estas enfermedades más tarde que los hombres.

Dado que las mujeres suelen vivir en promedio entre seis y ocho años más que los hombres, representan una proporción creciente de la población de mayor edad. Las sociedades tienen que prepararse ya para abordar los problemas de salud y los costos asociados con la tercera edad y prever los grandes cambios sociales que se producirán en la organización del trabajo, la familia y el apoyo social.

Decía la doctora Margaret Chan en el discurso de presentación del citado informe que, antes de intervenir ante cualquier problema de salud, era preciso hacer balance de la situación porque “lo que se puede medir, se puede hacer” y que […] “cuando comparamos la salud de las mujeres y los hombres, los factores que impiden que mejore la salud de la mujer no son de carácter fundamentalmente técnico o médico. Son de tipo social y político, y ambos corren parejos […]”.

En el terreno de la salud pública es más fácil distribuir medicamentos que cambiar actitudes y comportamientos, sobre todo comportamientos sexuales, o que combatir la discriminación y mejorar la situación de la mujer, porque las sociedades crean relaciones de desigualdad y las políticas en vigor las sustentan.

En este sentido, la Estrategia Mundial actualizada para la Salud de la Mujer, el niño y el adolescente 2016-2030 (nótese el uso sexista del lenguaje), plantea tres objetivos fundamentales: Sobrevivir, Prosperar y Transformar, que requieren, para su consecución, la puesta en marcha de múltiples medidas, entre ellas un plan de financiación y una promoción de leyes, políticas y normas que ayuden a superar las barreras mediante marcos jurídicos propicios. Un enfoque centrado en la mujer debe sustentarse en dos principios rectores: la promoción de los derechos humanos y la igualdad de género. El derecho a la salud sexual y reproductiva (SSR) es uno de los componentes del derecho a la salud consagrado en el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. La promoción de la igualdad de género es fundamental para lograr la SSR de todas las mujeres, esto implica reconocer y tener en cuenta la forma en que el poder desigual en las relaciones íntimas de las mujeres y las normas de género perjudiciales, afectan su acceso a los servicios de salud y sus experiencias con los mismos.

Sobre presupuestos y voluntad política en España, basta con hacer una búsqueda del término “financiación” tanto en el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades como en la Estrategia Nacional para la Erradicación de la Violencia contra la mujer, en ambos casos se obtiene el mismo resultado: no se encuentra. De los recortes en los Presupuestos Generales del Estado hemos dado buena cuenta en las calles recientemente.

¿Cuántas evidencias más debemos aportar para demostrar que la desigualdad, los roles y las normas de género son perjudiciales para la salud de las mujeres?

Lunes, 28 de mayo de 2018

Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical