¡La culpa, querido Bruto, no está en nuestras estrellas,
sino en nosotros mismos que consentimos en ser inferiores!
(William Shakespeare)

 

No resulta fácil encontrar las palabras adecuadas para iniciar esta nota informativa. Desde el primer momento en que recibimos la propuesta de modificación de la Relación de Puestos de Trabajo de la Administración Regional, en lo que respecta al área de Bienestar Social, quedó patente que nos enfrentábamos a un auténtico despropósito. Una propuesta carente de coherencia, planificación y rigor técnico.

Para intentar hacer un análisis de lo que sucedió en la Mesa Sectorial del miércoles 25 de junio hay que comenzar haciendo una autocrítica. En una primera vista pudiera parecer que existen dos bloques muy diferenciados, e incluso enfrentados: la Educación Social y el Trabajo Social. En ese sentido, desde STAS, entramos de lleno en un debate, a todas luces orquestado por la administración, haciendo una defensa de la profesión del Trabajo Social cuando desde un primer momento se intuía que no era el sitio, ni las formas, ni el escenario adecuado para plantear ese debate. Es más: no había debate posible y entramos en el juego.

 

¿Cuál era la propuesta?

Modificar la Relación de Puestos de Trabajo con la inclusión de la titulación de Educación Social en distintas plazas de la Consejería de Bienestar Social. Modificación que STAS propuso en otras mesas, tanto verbalmente como por escrito, para determinadas plazas que entendemos que sí tienen justificación técnica. Pero, al incluir aquellas plazas relativas a centros de mayores y algunas jefaturas de sección, se generó una confrontación fraticida.

En STAS entendemos que modificaciones tan sustantivas han de dirimirse en una mesa en la que se propicie el tan necesario y preciso debate técnico. Basándonos en la fundamentación que exponía la Administración Regional para lanzar esta propuesta, entendemos que estaba lejos de la rigurosidad técnica indispensable, haciendo con ello flaco favor a las profesiones concernidas.

Aquí os dejamos parte de la fundamentación de la administración: “se fundamenta en la necesidad de adecuar y dar respuesta a la tipología de servicios que demandan las personas que se incorporan como usuarias a los Centros de Mayores, personas que, por lo general, no son muy dependientes y que reclaman otro tipo de actividades que van sustituyendo a las más tradicionales”. Mi hija de 9 años lo explica mejor, hace menos daño y no cobra 48.245,92 euros al año.

 

Asimismo, no podemos dejar de subrayar que, en efecto, somos conscientes de “lo positivo y útil” que son la complementariedad y la interdisciplinariedad de la Educación Social y el Trabajo Social allá donde se desempeñan en equipo. Sólo alguien que no tenga mucha idea de cómo es el desarrollo de ambas disciplinas es capaz de plantear modificaciones como la expuesta. El objetivo no debería ser incluir, difuminar e incluso “paternalizar” estas disciplinas (no olvidemos aplicar la perspectiva de género en este asunto, pues son dos profesiones altamente feminizadas y podríamos caer en el error), sino apostar desde la Administración por enriquecer unos Servicios Públicos eficientes y de calidad CREANDO PLAZAS, reforzando los equipos. Se puede hacer, y de hecho una muestra de ello es la creación de perfil jurídico en los equipos de protección a la infancia y familia de las delegaciones provinciales. Y con una fundamentación técnica sobresaliente.

Quien haya visto la película los Juegos del Hambre puede hacerse una idea del escenario planteado por la Administración para pelear por el mejor trozo de las migajas del pastel. Qué deprimente. Por qué no se está creando ninguna plaza, por qué no se están reforzando los servicios sociales, por qué la explicación que dan desde la Administración es: ¿de qué os quejáis si esas plazas ya están abiertas a otras titulaciones? Desde STAS les respondimos a esta cuestión con otra pregunta: ¿Qué os parece si en lugar de dar esos argumentos revisamos en profundidad la RPT de Bienestar Social en todos sus niveles?

A lo mejor las preguntas no deberían comenzar con por qué, sino para qué. Cuál es la finalidad real de esta propuesta de modificación. Sospechamos que el conocimiento que tiene la administración sobre las disciplinas profesionales de Educación Social y Trabajo Social es bastante pobre. No queremos pensar cuál es el mensaje que se traslada a la ciudadanía proponiendo estas modificaciones tan torticeras. En este escenario incluso podríamos llegar a sospechar que las intenciones de la Administración eran enfrentar a dos disciplinas que están unidas en la Plataforma para la Equiparación de los Servicios Sociales porque les están ganando la partida. Noooooooo, eso son teorías conspiranoicas de STAS… ¿o no?

 

Frente a propuestas que fragmentan, desdibujan o banalizan el papel de dos profesiones esenciales, desde STAS afirmamos que los Servicios Sociales no son un lujo, son un derecho. Y defenderlos pasa, irrenunciablemente, por proteger y reforzar las profesiones que los sostienen con dignidad, compromiso y profesionalidad.

El Trabajo Social y la Educación Social no son intercambiables, ni superfluos, ni subsidiarios. Son disciplinas distintas, pero complementarias, con trayectorias propias, cuerpos teóricos sólidos y una práctica cargada de humanidad. Por eso, no aceptaremos recortes encubiertos, ni decisiones sin base técnica que solo empobrecen la calidad de la atención.

La defensa de lo público es también la defensa de sus profesionales. De quienes, cada día, acompañan, escuchan, sostienen y transforman realidades desde el compromiso ético y social. Porque sin profesionales bien formados, reconocidos y valorados, no hay justicia social posible. Y sin servicios públicos fuertes, no hay ciudadanía digna.

 

¡VIVE LE CIRQUE DU SOLEIL!
¡Y LA FUNCIÓN PÚBLICA!

 

S T A S
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