El pasado 23 de octubre de 2024 el centro de Toledo amaneció cubierto de felpudos con nombres de niñas/os y adolescentes en búsqueda de un hogar en Castilla-La Mancha. Más de 500 cubrieron la plaza de Zocodover y sus alrededores, llegando además a cientos de hogares de la ciudad.

Este evento, organizado por ASEAF y ASOFACAM, ha servido como acto de presentación de la campaña Acogedores, al que asistieron personalidades de la Junta de Castilla La-Mancha: la Consejera de Bienestar Social, Dª Bárbara García Torijano y la Directora General de Infancia y Familia, Dª Inmaculada Tello Díaz-Maroto.

 

El programa de acogimiento de la Consejería de Bienestar Social es la medida de protección a la infancia que, según la Ley Estatal de Infancia y la Ley de Atención y Protección a la Infancia y la Adolescencia autonómica, debe priorizarse en nuestro país y nuestra Comunidad Autónoma, por la que una familia o persona acoge de manera temporal o permanente en su hogar a niños, niñas o adolescentes que se encuentran en una situación de desamparo.

El objetivo es proporcionarles un entorno familiar estable mientras las circunstancias les impidan desarrollar su vida con su familiar de origen.

 

Numerosas familias prestan este servicio en las cinco provincias y reciben por ello una pequeña prestación económica que ayuda a la cobertura de las necesidades básicas de los niños, niñas y adolescentes que acogen en sus hogares. Esta ayuda no cubre todas las necesidades de las y los menores, pero en la mayor parte de las familias es un apoyo imprescindible para poder afrontar los gastos cotidianos y además, se recibe de forma trimestral, por lo que deben adelantar con sus recursos económicos, tres meses de manutención y cobertura de las necesidades de las criaturas acogidas.

Pues bien, a estas alturas del mes de mayo, las familias no han recibido aún esa prestación económica correspondiente a los meses de 2025. Para algunas, esta situación está requiriendo tener que pedir ayuda económica a sus familiares, amistades, o pedir préstamos bancarios para poder afrontar los gastos cotidianos. En el peor de los casos, están teniendo que interrumpir tratamientos médicos o psicológicos especializados que los niños y niñas acogidas precisan (dentistas, logopedias, fisioterapias, y un largo etc.) que se tienen que llevar a cabo de forma privada.

Los equipos interdisciplinares de protección a la infancia de las delegaciones provinciales, habitualmente sobrecargados de trabajo por tener plantillas insuficientes, están siendo los responsables de “dar la cara” y atender el justificado enfado y preocupación de las familias acogedoras que, hasta la fecha, ni siquiera saben cuándo van a percibir la prestación. La demanda es tal, que podrían agendar, en su día a día, un espacio para esta tarea, por ejemplo, de lunes a viernes, de 9:00 a 10:30: responder los correos y las llamadas telefónicas de las familias acogedoras; atender, tranquilizar, disculparse y comunicar que seguirán transmitiendo a la consejería su queja y preguntando cuándo se prevé ese ansiado cobro, que ni siquiera para eso hay respuesta.

 

Necesitamos familias acogedoras, pero para ilusionar a una familia a que preste este servicio a nuestra administración, necesitamos apoyarlas, acompañarlas en las dificultades que conlleve el acogimiento y, por supuesto, al menos no ponerlas en situaciones económicas difíciles.

Simplemente son COSAS QUE NO PUEDEN PASAR y que requieren una explicación a las familias por parte de las personas responsables de que esto esté sucediendo.

 

  


S T A S
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