No hay cosa que incomode más a los ilustres gerifaltes de la Junta, que personas como tú, querida/o compañera/o; corran el tupido velo de la impunidad y sigan con atención el festival de prebendas y de puestitos que tanto les aleja de la virtud y de sus votantes. Tanta importancia tiene tu opinión, que diseñan concienzudas estrategias de desinformación, alguna maquiavélica, y ejecutan todo tipo de marrullerías contra tus representantes: los sindicatos.

Por ejemplo, ¿cuántas veces has escuchado a García-Page llenarse la boca con las bondades de la “negociación colectiva”? Muchas, seguro. Pues si lees este artículo comprenderás en lo que han convertido las mesas donde se negocian tus derechos, tu presente y tu futuro en la Administración Pública.

 

“El mal se hace todo junto y el bien se administra poco a poco”.
Nicolás Maquiavelo.

 

La RPT es el esqueleto de la Función Pública castellano-manchega. El documento que distribuye al personal funcionario por los diversos centros, unidades, localidades, etc. y además define quien puede acceder a qué puestos, las condiciones de trabajo y sus retribuciones. A la vista está que es un documento clave para definir políticas de actuación pública y las condiciones laborales del personal, incluidas las retribuciones, por lo que su modificación es obligatoriamente materia de negociación con los sindicatos, por Ley.

El gobierno de García-Page ha puesto a cargo de esta responsabilidad al director general de la Función Pública, D. José Narváez Vila. Pero lo que hace Narváez no es negociar, o no sabe, o le han encomendado que no lo haga, lo que hace realmente es simular que negocia mientras impone sus propuestas.

 

La ficción comienza con la convocatoria, que es unilateral y solo incluye los asuntos que decide la dirección general de la Función Pública, Narváez, que suele distanciarlas todo lo que puede, de tal manera que las modificaciones son muy numerosas, inaccesibles, y mezclan asuntos de mero trámite con otros de suma importancia para el servicio público y para funcionarias y funcionarios. A pesar de la gran distancia entre las reuniones de la mesa, Narváez siempre convoca a los sindicatos días antes, una semana el máximo plazo, y remitiendo verdaderos tochos de “papel” (pdf) que contienen listados interminables, difíciles de editar y tratar con medios electrónicos, propuestas encubiertas en discursos grandilocuentes que ocultan la realidad, y carentes de información trascendental como la memoria económica.

 

La ficción culmina en la reunión de la mesa, por la que van rotando las Consejerías representadas por las secretarias y secretarios generales, cuando les viene bien, y cuando no, que es en muchas ocasiones, asumen el “marrón” las jefas/es de servicio. Tras cada breve exposición, los sindicatos tomamos la palabra que, con distintos niveles, todas coinciden en la dificultad, e imposibilidad en la mayoría de los casos, de introducir el más mínimo cambio a pesar de las innumerables propuestas sindicales.

 

El broche al paripé lo pone Narváez pidiendo a los sindicatos, uno a uno, su “voto” respecto a la propuesta de cada Consejería. Lo llama voto, pero realmente no es tal, ya que independientemente de que se “vote” Si, No o Abstención y en el número que sea, la propuesta de la Consejería seguirá su camino de igual manera. Narváez tiene la genialidad perversa del cierre con nuestra última e inútil palabra, que aparenta una negociación que no se ha realizado, ya que incluso, alguna de sus unilaterales propuestas, se “votan” a favor por coincidir con ella y sin embargo no se votan los innumerables asuntos y propuestas que se quedan en el tintero, a pesar de que algún asunto haya sido preacordado.

 

En la última mesa de “negociación” sectorial de modificaciones de la RPT de las distintas Consejerías de los días 19 y 20 de diciembre, la representación de STAS, denunció de forma clara y contundente la ausencia de negociación y para evitar maquillar falsamente la realidad o, en el peor de los casos, ser colaborador de la ficción, decidió mostrar su posición sobre las propuestas de manera conjunta y según sus efectos respecto al servicio público y sus empleadas y empleados. Respecto a las modificaciones aprobadas por Narváez, toda la información está en sus propuestas previas que están en nuestra página web, ya que no se ha admitido propuesta sindical alguna. Es tal su desgana, su desfase y su pasotismo, que si cualquier día se presenta a una mesa en bata y pantuflas no se sorprendería nadie.

 

Nuestro compromiso, como personal funcionario, con el servicio público sigue tan firme como siempre. Os agradecemos que nos hagáis llegar vuestras propuestas e inquietudes y que las manifestéis en los centros de trabajo. La negociación no puede ser una quimera, ni una utopía inalcanzable. La negociación colectiva es un derecho fundamental recogido en la misma Constitución Española que dice defender el Presidente García-Page.

 

¡VIVA EL NOTA
Y LA FUNCIÓN PÚBLICA!

 

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