La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer

un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”

Groucho Marx

Desconocemos cuáles son los datos exactos que ha trasladado la Junta para que el Ministerio de Sanidad se haya visto en la obligación de suspender la entrada en la fase 1 de desescalada para 3 de las 5 provincias de C-LM. Desconocemos también quiénes han sido los lumbreras que han pergeñado dicho informe, pero una cosa está clara: pretendían poner en peligro el derecho a la salud de la población de estas tres provincias, así como el de sus propias trabajadoras y trabajadores. Alguien tiene que asumir dicha responsabilidad, porque lo que sí sabíamos todos y todas es que C-LM posee el dudoso honor de encabezar todas las variables negativas con respecto al impacto del Covid-19, en lo que se refiere a personas contagiadas y fallecidas por nº de habitantes (seguimos sin bajar de las 25 diarias), siempre por encima de la media nacional, por no hablar del más que dudoso estado de una gran parte de nuestras residencias de mayores.

Si comparamos los currículums de los Directores Generales de Salud Pública de las Comunidades de C-LM y Madrid, nos encontramos con que la dimitida titular de esta última, Yolanda Fuentes, cuenta como médica con una especialidad en Medicina Preventiva y Salud Pública, máster en Salud Pública, máster en Calidad asistencial y Atención al Paciente y máster en Administración Sanitaria, además de haber trabajado en diversos hospitales madrileños, como subdirectora de la Paz y directora médica del Carlos III. Y luego vemos el currículum del D. G. de Salud Pública de C-LM, Juan Jose Camacho, médico especialista en Urología (sic), subdirector del Hospital de Talavera y director médico del Área Integrada, y ya podemos empezar a entender algunas cosas.

Cómo escribía J.C. Escudier este mismo viernes, “ha tenido que llegar un virus para mostrarnos que los denostados funcionarios constituyen la esencia misma del Estado” y decía más: “Los funcionarios no son seres puros. Los hay acomodaticios, que piensan en medrar a la sombra de los políticos que los nombran y existen otros que se toman en serio su condición de servidores públicos”. Esa es la diferencia, sustancial en un momento histórico como éste.

Hemos de agradecer al Ministerio de Sanidad que haya velado por nuestra salud, ya que el gobierno regional es capaz de dejarnos al pie de los caballos. Este es el enésimo borrón en la cuenta de resultados del gobierno de Page que, más que dedicarse a luchar contra esta terrible pandemia, antepone su interés por seguir en el cargo antes que la vida de la ciudadanía castellano manchega y de su propio personal. En este punto, C-LM no puede compararse con la Comunidad de Madrid, donde la dignidad de una funcionaria ha hecho descarrilar, antes de tiempo, las pretensiones de su presidenta. Tampoco se puede comparar con Cataluña, otra de las regiones más afectadas, pues hasta su repetidamente denostado presidente Torra ha sido mucho más cauto que el nuestro, retrasando la desescalada en la mayor parte de su territorio. A este propósito, el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, comparándolo con Ayuso, declaraba recientemente: “me asombra decir que Torra ha sido más sensato”.

No podemos seguir así, nuestra paciencia tiene un límite. Desde STAS-CLM consideramos que el mejor homenaje que podemos dispensar a las 2.800 víctimas de la pandemia en nuestra región y a los miles de trabajadores y trabajadoras (sanitarios y asistenciales) fallecidas, contagiadas, agotadas, es poner, por delante de cualquier interés político, nuestra vida y nuestra salud. Por la seguridad de todos y todas, por una lucha eficaz contra el Covid-19, tiremos fuera las caretas de este gobierno ineficaz de amiguetes subyugados por la erótica del poder que nunca piensan en la gente que les ha llevado hasta aquí.

Señores Sanz y Camacho, váyanse al pijo y dimitan.