¿Hasta cuándo abusarás, Emiliano, de nuestra paciencia?
“Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?”. Cicerón 63 a.C.
La paciencia que está demostrando la gran mayoría de la ciudadanía de C-LM en esta pandemia es realmente admirable, pero su capacidad de soportar las comparecencias públicas de su presidente, Emiliano García-Page, sin alterarse, ha llegado al límite. Agotándose definitivamente tras la comparecencia en las Cortes regionales del pasado sábado, a las que asistió con la intención de pedir disculpas y expiar sus pecados, para acabar despertando más indignación todavía tras insistir en sus burdas mentiras, y donde dijo asumir toda la responsabilidad de la gestión del gobierno, para acabar no asumiendo ninguna. Todo esto, en casi cuatro horas de chapón insufrible, donde predominó un tono desafiante, soberbio y, por momentos, un tanto chusco, el ya habitual en el presidente.
El aguante
La ciudadanía de C-LM, con sus servicios públicos a la cabeza, ha mostrado un enorme aguante y una enorme resiliencia para sobreponerse a este tremendo golpe, sobre todo al principio, cuando nuestra capacidad de respuesta como sociedad se vio completamente desbordada. Si salimos adelante fue gracias a la enorme oleada de compromiso social y profesional, donde la solidaridad y el compañerismo suplieron la carencia de todo lo demás. Tal fue el desborde y la falta de medios, que tuvimos que cambiar los EPIs por capas, y disfrazar a decenas de miles de trabajadores y trabajadoras de héroes y heroínas, para asumir que a esos profesionales esenciales para salvar nuestra vida y la de nuestros seres queridos, les mandábamos a luchar contra un virus criminal sin la protección adecuada, como trágicamente ha quedado demostrado. Y todo, mientras el gobierno decía que había “EPIs suficientes, si se utilizan correctamente”.
La soberbia
La ciudadanía de C-LM ha demostrado una paciencia y una comprensión inmensa, pero si hay algo que resulta insoportable en estos momentos, de tanto dolor y sacrificio, es la soberbia y la mentira. Sobre los efectos nocivos de la soberbia en la imagen pública, Emiliano García-Page ha dado una auténtica Masterclass, que sin duda será estudiada por nuestros nietos y bisnietos en la UCLM; insultó al personal docente, se encaró con el personal sanitario, y ofendió a las personas mayores, todo en horario prime time, en medios de comunicación nacionales, con la gente confinada en sus casas pendiente del televisor. Un recital de torpezas visto por millones de personas, en una catástrofe comunicativa sin precedentes. Si para algo sirve la cosa, es para demostrar que la soberbia es la respuesta más desajustada y menos inspiradora para diseñar las medidas necesarias frente al conjunto de problemas asociados a la pandemia.
La mentira
Decía Groucho Marx, eso de; ¿A quién va a creer usted, a mí o a sus propios ojos?. Y a eso, precisamente, es a lo que ha estado jugando el gobierno regional durante toda la pandemia, negando tozudamente la evidencia que todo el mundo estaba viendo en su teléfono móvil, dejando su credibilidad por los suelos. El pasado sábado, en sede parlamentaria, García-Page comentaba el famoso vídeo de las urgencias de Albacete, lamentando que «hubiera quien estaba a otra cosa que no era la pandemia del Covid-19, aunque ese es otro asunto», y afirmando que en el Hospital de Albacete «no han faltado respiradores» y que en todos los hospitales de Castilla-La Mancha «ha habido camas libres» incluso en el pico de la epidemia. Al día siguiente, el Jefe de Servicio de medicina intensiva, en nombre de todos sus miembros, sacaba un comunicado (adjuntamos), donde aseguran que “nos han faltado monitores, respiradores, infraestructuras, tomas de gases… pero hemos tratado de sacar el máximo de todos los recursos que el hospital y la sociedad han puesto en nuestras manos.”. El Colegio Oficial de Médicos de Albacete ha mostrado su apoyo sin fisuras al colectivo médico y al resto de profesionales, y exigiendo “una pública disculpa por sus inadmisibles declaraciones”, al considerar “inaceptable que un político de su rango cargue en contra de su propio personal, que ha arriesgado su vida (y en algunos casos perdido) en beneficio de los enfermos que le han sido confiados”. Hoy mismo más de 300 sanitarios se han concentrado en las puertas del Hospital de Albacete en apoyo de sus compañeros y compañeras. ¿A quién debemos creer, a Emiliano o a nuestros propios ojos?
Las querellas
Esta mentira no solo tiene que ver con la comunicación política, además tiene una connotación jurídica, que el propio presidente introdujo al animar “a denunciar a quien crea lo contrario”. Que viene una oleada de querellas, sobre todo desde las residencias de mayores, no es ningún secreto, se ha hecho público que la fiscalía está investigando en residencias, y que el gobierno de CLM se enfrenta ya a 8 demandas civiles y 5 penales. Y ya se han detectado varias querellas particulares, muy bien razonadas, preparadas en forma de plantilla por un bufete, por lo que el aluvión puede ser tremendo.
Lo que se dilucidará en estos pleitos, es qué pasó con los fallecimientos de personas mayores en las residencias, qué medidas de protección se tomaron cuando se detectó la pandemia, y por qué no se les trasladó a las UCI de los hospitales cuando su estado era grave. Veremos si las direcciones de las residencias actuaron correctamente o no, y ahí habrá una primera criba, pero el fondo del asunto será saber qué pasó con los casos que sí avisaron con tiempo al servicio de salud, pero aún así no fueron ingresados. Según la versión de Page “nunca han faltado camas, ni respiradores”, y la pregunta que se hará el juez será ¿Entonces, quién decidió que no se utilizaran con los ancianos que se morían asfixiados sin ser hospitalizados?, ¿Acaso, los profesionales las UCIS encargados de su uso y reparto…?. Si los sanitarios salen a la luz contando la verdad, no es por atacar gratuitamente a Page, si no para defenderse penalmente de las maniobras de su propio gobierno.
Después de todo esto, la verdad es que suena realmente a chiste de mal gusto que el pasado sábado, en sede Parlamentaria, Emiliano García-Page, se atreviera a decir que asumía “toda la responsabilidad que le compete a la autonomía, la de todo su equipo, o la de quienes pudieran equivocarse en su trabajo en el hospital”. ¿Hasta cuándo abusarás, Emiliano, de nuestra paciencia?