Otra vez elecciones, en esta ocasión las sindicales, en las que no concurren los partidos políticos, aunque uno de ellos, el PSOE de Page, tiene presencia como “patronal” de las funcionarias y funcionarios públicos regionales que elegiremos nuestros representantes. En estas elecciones concurrimos los sindicatos y cada uno tiene su sensibilidad, su mirada particular, sus prioridades, sus formas de actuar y, por supuesto, sus resultados respecto a la representación que ostentan y pretenden ostentar en las Mesas de negociación.


Hoy nos proponemos formar un sindicato de sueños y realidades, un sindicato que sea fiel defensor de tus intereses, de tus deseos y de tus derechos. Que no tenga otro interés, que sea independiente de partidos, de gobiernos, de subvenciones y que dependa exclusivamente de las decisiones de las asambleas, los colectivos, en definitiva, de las empleadas y empleados públicos.

En la esfera sindical se están produciendo cambios. El sindicalismo tradicional de CC.OO, UGT y CSIF se aleja de sus bases y dedica cada vez más esfuerzos y recursos a la propia organización. Sus dirigentes se consolidan en sus puestos de dirección creando una élite burocrática sindical que tiene sus propios intereses. El sueño de que esto no suceda ya es realidad: es nuestro modelo sindical, asambleario e independiente, que, por ejemplo, es estricto al aplicar un límite de tiempo en las liberaciones y cargos representativos que siempre están en manos de la Asamblea.

El sindicalismo tradicional se ha visto afectado por su condición de privilegio concedida por la Ley Orgánica de libertad sindical y, cada vez más, por las generosas subvenciones de los poderes públicos. Estas circunstancias han alejado a estos sindicatos de los centros de trabajo y de su propia afiliación, que deja de ser importante para la supervivencia del sindicato, que solo necesita subvenciones y liberadas/os. Los acuerdos que alcanzan, como los pactos regionales con la patronal y el gobierno o los sectoriales de interlocución, siempre contienen dos tipos de cláusulas, unas que se refieren con claridad a la “paz social” y otras que les compensan con liberaciones y/o subvenciones.

Las subvenciones que reciben los sindicatos tradicionales en C-LM no vienen establecidas por las normas jurídicas, si no que forman parte de la negociación y cuando se dan, siempre es a cambio de alguna renuncia que “pagamos” las y los representados. Simplemente la propia cantidad que se invierte en subvenciones se detrae de otros posibles usos, como podría ser el programa de acción social, la recuperación del 100% del salario en caso de IT, creación de puestos, etc.

En ocasiones los sindicatos subvencionados, se ven “obligados” a “pagar su tributo” y nos encontramos con situaciones aparentemente extrañas, como fue el caso de CSIF con los interinos despedidos por Cospedal o, recientemente, el caso de CC.OO con las Escuelas Infantiles,  no apoyando las concentraciones y reuniéndose días antes con el Consejero en mesa camilla para intentar desmovilizar al personal, o de UGT que se descuelga de las movilizaciones de los Agentes Medio Ambientales sin causas aparentes.

El sindicalismo independiente y asambleario de STAS-CLM Intersindical, también en este caso, cumple el sueño y demuestra que se puede hacer una labor eficaz en defensa de los intereses de funcionarias y funcionarios con toda libertad y sin comprometer la independencia, simplemente NO NEGOCIANDO PREBENDAS, sometiéndose a la voluntad de trabajadores y trabajadoras y supliendo la falta de recursos económicos con trabajo, imaginación e ilusión.

«Hoy me he propongo fundar un sindicato de sueños, talleres donde reparar alas de colibríes…»