Retirada del Nespage
Retirada la enmienda que posibilita la consolidación de grado de los altos cargos (Nespage)
La presión y la denuncia de STAS-CLM Intersindical abrió el reciente debate social respecto a los privilegios de los altos cargos de la Junta de Comunidades que, de momento, ya ha provocado la retirada de la enmienda al proyecto de Ley de Presupuestos presentada por el PSOE y Podemos.
El reciente acuerdo entre Page y Molina escondía, bajo una discreta y silenciada enmienda, con apariencia técnica e inofensiva, unas ventajas salariales y en su carrera profesional para quienes ocupen un alto cargo en la Administración Regional o Local. El sopor veraniego escondía bien el asunto entre documentos y documentos: proyectos, propuestas, enmiendas, actas, etc., que se publican en la Web de las Cortes Regionales, pero lo pusimos en conocimiento de las empleadas y empleados públicos con una firme voluntad de denunciar y presionar para evitar este abuso. Pronto, los medios de comunicación se hicieron eco del malestar y el escándalo, como no podía ser de otra manera, es mayúsculo.
Page y Molina se han visto, muy a su pesar, con el «nespage» derramado por la pechera, por la presión sindical y mediática. Page ha sido rápido, no ha tardado en limpiar la mancha de café con la retirada de la enmienda por parte de su consejero de Hacienda, Sr. Ruiz Molina, que a pesar de alguna falsedad en su discurso, es el que interpreta el mejor papel en el vodevil veraniego: “El nespage de Molina”.
El papel interpretado por Molina es el más sorprendente. Sorprende que el representante de un partido que dice romper con la antigua política de los privilegios, de la falta de transparencia, del olvido de los intereses generales y la satisfacción de los intereses de los poderosos, sea el mismo que pretendía, entre las primeras medidas, tras el pacto de gobierno con Page, consolidar unos privilegios para los altos cargos que le favorecían a él mismo.
También sorprenden los argumentos esgrimidos, que además de falsos llegan a ser ofensivos para la propia inteligencia. Molina se derrama sobre su propio pecho taza tras taza de café y sin poder parar. Tras la “pillada” sufrida, su mejor actuación hubiera sido liderar la retirada de la enmienda y pedir disculpas, pero Molina, sorprendente y torpemente, opta por mantener el error. Dice que el ejercicio de la política no puede suponer ninguna forma de privilegio, pero a continuación intenta establecer un privilegio que, encima, le favorece personalmente. Dice que actualmente los que han ocupado un alto cargo sufren discriminación en su carrera profesional y eso es totalmente falso, las garantías son absolutas, lo que ahora se pretende realmente es asegurarles la promoción y blindársela reposando sobre un único “mérito”, garantía que no disfrutamos las empleadas y empleados públicos. Dice que no quiere una clase política profesionalizada pero realmente lo que propone es una Función Pública politizada. Dice conocer que muchas personas valiosas no dan el paso a la política por esta razón, pero no son tantas ni serán tan valiosas cuando el estímulo que necesitan es algún tipo de privilegio, la verdad es que no conocemos caso alguno de empleada o empleado público que rechace un puesto de alto cargo por semejante motivo, muy al contrario, estamos acostumbrados a presenciar alguna carrera y algún codazo cuando se dan estas circunstancias. ¿Os imagináis que se hiciera extensivo este «derecho», a quien participe en proyectos de colaboración internacional, en ong’s, en sindicatos o hasta en organizaciones religiosas? ¿No parecería un desproposito que se favoreciera a todas estas personas en detrimento del personal funcionario de carrera que obtuvo un puesto mediante los principios de igualdad, mérito y capacidad?
En la tormenta que ha provocado el escándalo hemos podido oír de todo y no podían faltar las cínicas, hipócritas e interesadas voces del PP. Los que mayores abusos y privilegios han disfrutado y consentido en el ejercicio de la política, junto al PSOE, ahora se escandalizan de lo que tienen aprobado todas las Comunidades Autónomas donde gobiernan. Nos repugna que se defienda la Función Pública exclusivamente cuando se está en la oposición, y cuando se llega al poder, se utilice partidistamente y sin atender los intereses generales, provocar su deterioro.
Quizás el vodevil del verano no haya concluido y este derrame de café por la pechera, sea el primero de los que están por venir con la aprobación de los Presupuestos 2017. ¿Sobre qué pechera se derramará el café de las enmiendas que ya estaban aprobadas en el anterior proyecto y en el presente están desaparecidas? ¿Se repetirá la votación PP-Podemos que posibilitó su aprobación? Ya veremos quien se toma el café y seguiremos pendientes para que no se derrame sobre la Función Pública, sobre sus empleadas y empleados ni sobre la ciudadanía que espera sus servicios y prestaciones.
Toledo, 17 de agosto de 2017